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La creciente digitalización de los procesos judiciales ha introducido retos técnicos que pueden comprometer la eficacia de las pruebas. Uno de los más recurrentes es la limitación de tamaño en los sistemas de administración de causas, que obliga a comprimir documentos incluso hasta volverlos parcialmente ilegibles. ¿Cómo afecta esto a la validez probatoria y qué soluciones existen?
1. El problema: documentos ilegibles y sus consecuencias
Cuando las capturas de pantalla, mensajes de WhatsApp u otros documentos digitales se suben a plataformas judiciales tras una compresión excesiva, pueden perder nitidez o datos críticos (como remitentes, fechas o contenido textual). Esto genera dos escenarios riesgosos:
Imposibilidad técnica para el perito: Si la imagen es borrosa, el experto podría verse imposibilitado de analizar su autenticidad, integridad o contexto.
Deficiencias identificatorias: Una captura sin datos asociados suficientes (ejemplo: solo un fragmento de conversación sin datos del contexto, remitente, destinatario, fecha y hora, etc.) podría no encontrarse biunívocamente identificado.
El Marco Legal y la Naturaleza de las Capturas de Pantalla
El Código Procesal Civil y Comercial art. 182 (tomando como referencia el de la provincia de Córdoba, pero aplicable conceptualmente en muchas jurisdicciones) exige que los documentos que una parte pretenda hacer valer sean acompañados "en tiempo y en forma". Esto implica, intrínsecamente, que sean legibles. Se debe expresar su contenido o, en su defecto, indicar con precisión dónde se encuentra el original.
Es crucial entender qué representa una captura de pantalla en este contexto. No es la conversación o el dato original en sí (como un mensaje de WhatsApp o un registro en una base de datos), sino una representación gráfica de esa información. Funciona como una especie de índice que señala la existencia y supuesto contenido de una evidencia digital ubicada en otro lugar, en su formato original.
El Artículo del Código Procesal Civil y Comercial de Córdoba exige que los documentos se presenten "en tiempo y forma", incluyendo claridad y datos esenciales. Sin embargo, la práctica revela que algunos archivos pueden incumplir algunos de estos requisitos.
Dificultades para el Perito Informático
Cuando un perito informático recibe como parte de la prueba documental una captura de pantalla borrosa, donde no se alcanza a visualizar elemento alguno, se enfrenta a un escollo insalvable. Su labor exige certeza y rigor científico. Si el punto pericial requiere analizar el contenido de dicho documento (la captura), y este es ilegible, el perito podría verse imposibilitado de cumplir su cometido.
Además de la borrosidad, o en este caso una fotografía fuera de foco, otro problema frecuente es la falta de datos identificatorios. Una captura de pantalla de un mensaje, por ejemplo, debe incluir información mínima para contextualizarla: quién es el remitente, quién el destinatario, fecha y hora, y elementos que permitan vincularla a una conversación específica. Si estos datos faltan, la prueba pierde gran parte de su valor probatorio intrínseco, aun siendo legible.
2. El rol del perito: entre la técnica y los límites legales
Es fundamental recordar que el rol del perito no es suplir las deficiencias probatorias de las partes. En los casos en los que aparezcan éstas, debe aplicar criterios de análisis:
Restrictivo: Solo validar documentos con texto legible y datos identificatorios completos.
Flexible: Aceptar elementos parcialmente legibles, complementando con inferencias técnicas.
Mixto: Priorizar fragmentos verificables y descartar los ambiguos.
Riesgos de impugnación: Un criterio demasiado amplio podría cuestionar el dictamen por falta de rigor científico o por basarse en documentos no incorporados en la etapa procesal.
En su carácter de fedatario e imparcial, no es el rol central del perito suplir deficiencias probatorias de las partes. Su labor es analizar lo aportado a la luz de la técnica y de lo requerido en los puntos periciales.
Recomendaciones para anticiparse a esta problemática
Es importante que los usuarios del sistema de administración de causas verifiquen la legibilidad de los documentos después de comprimirlos y antes de subirlos. Aquí hay algunas recomendaciones prácticas:
Uso de OCR y formatos nativos: cuando sea posible, acompañar el PDF con un archivo de texto obtenido mediante OCR que respalde la lectura del contenido.
Adjuntar original nativo: si la plataforma lo permite, presentar también el archivo original (por ejemplo, exportación de chat de WhatsApp en TXT o HTML), alternativo a la imagen provista por la captura de pantalla o fotografía del monitor.
Metadatos e identificadores: Las capturas deben incluir datos contextuales (fechas, participantes, plataforma usada) que permitan vincularlas con su fuente original. O bien esos datos pueden ser incorporados en el escrito del ofrecimiento o incluso en los puntos periciales. En todo caso es importante que se encuentre identificado de manera biunívoca el documento o los registros informáticos a peritar.
Verificar la calidad de la compresión: Después de comprimir un documento, especialmente un PDF que contiene múltiples archivos, es importante abrirlo y asegurarse de que todos los elementos sean legibles. Si alguna parte del documento es borrosa, se debe intentar comprimirlo de nuevo con una configuración que preserve mejor la calidad.
Tomar fotografías claras: Evitar fotografías fuera de foco o de baja resolución que dificulten la lectura del contenido. Si se está tomando una fotografía de una pantalla para crear una captura de pantalla, es fundamental asegurarse de que la imagen esté enfocada y que todos los detalles sean visibles. Una fotografía borrosa será difícil de recuperar y podría hacer que la prueba sea inutilizable.
Incluir información identificatoria: Al presentar capturas de pantalla, es importante asegurarse de que incluyan suficiente información para identificar la conversación o el documento original. Esto puede incluir nombres de usuarios, fechas, horas y cualquier otro dato relevante que ayude a contextualizar la prueba.
Considerar alternativas: Si un documento es demasiado grande para subirlo sin comprimirlo excesivamente, se pueden explorar alternativas, como dividirlo en partes más pequeñas.
Colaboración entre abogados y peritos: Los profesionales legales deben entender que no es el rol central del perito el suplir las deficiencias probatorias. Si una prueba es débil, puede incluso corresponder solicitar su aclaración o ampliación ante el juez.
4. Consecuencias procesales: ¿pérdida parcial de la prueba?
Los documentos borrosos o incompletos no se anulan automáticamente, pero su utilidad queda limitada. El juez podría:
Desestimar parcialmente la prueba: Si solo algunos fragmentos son válidos.
Ordenar una nueva pericia: Con documentos mejorados, si el plazo probatorio lo permite.
Considerar la buena fe: Evaluar si la ilegibilidad fue accidental o intencional (ejemplo: manipulación para ocultar información).
Conclusión
Una prueba tecnológica mal gestionada no solo entorpece el trabajo pericial, sino que puede dejar en vilo derechos e imparcialidades. La digitalización judicial exige mayor rigor en el manejo de documentos. Abogados y peritos deben trabajar en equipo para garantizar que las pruebas cumplan con los estándares técnicos y legales. Una captura de pantalla mal gestionada no solo pone en riesgo un caso, sino que desafía la credibilidad de la prueba digital como herramienta jurídica.
El desafío de incorporar documentos digitales a los sistemas de administración de causas va más allá de una simple cuestión técnica; es una invitación a repensar los protocolos de manejo de la evidencia en todo su ciclo, desde su generación hasta la presentación en juicio. Para los peritos informáticos, es crucial no solo aplicar criterios de análisis rigurosos, sino también insistir en la calidad y coherencia de la prueba acompañada.
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